sábado, enero 14, 2006

La magia del ocaso sobre un bus

" Y tratare de exprimir algunas gotas de dulzura de mi temor y mi tristeza. Despues escuchare el viento y la lluvia. Luchare contra los latidos de mi corazon, deseare la muerte, implorare a Dios. Hasta que todo pase, hasta que la desesperacion se fatigue, hasta que consiga algo parecido al sueño y al consuelo. Asi era entonces y asi seguira siendo hasta que llegue el fin. Una y otra vez tendre que pagar con estos dias mi vida hermosa y amada. Una y otra vez volveran estos dias y noches el miedo, el hastio y la desesperacion. Y aun asi vivire. Y aun asi, amare la vida."

Despues de un año marcado por mas noches de vigilia y tabaco, que por veladas de sueño tranquilo y reponedor, decidi tomar mis maletas y buscar nuevos aires en el sur de Chile. Siempre es dificil tomar decisiones, cambiar la comodidad de tu casa y la seguridad de tu familia por un poco de incertidumbre. La universidad impone realizar tres practicas profesionales asi que me busque una lejos del ruido de la ciudad. En realidad tome algunas ropas y sali arrancando. Los vicios de la ciudad me carcomian y estaba al borde de un colapso mayor. Necesitaba aire, necesitaba reencontrarme. Aun ahora necesito que la fria brisa marina me golpee fuerte sobre la frente para reaccionar. El tiempo se acababa, los ultimos granos de arena del reloj amenazaban por dejarse caer sobre mis ojos atonitos. El tiempo se acaba.

Asi me embarque en mi solitaria travesia. Los dias pasaron lentos y el silencio se hizo protagonista. Fue facil dejarme seducir por el clima y por las caminatas sin apuro sobre el asfalto mojado. Porque hay lugares donde si llueve en verano, dificil de creer considerando el infierno de la capital. Pero ante todo el silencio y la soledad, mi mirada que no experimentaba variaciones, que parecia recortada de un cuadro o una revista. Como si yo mi misma no estubiese dentro de mi cuerpo y me buscase con los ojos cerrados en la oscuridad. Conoci gente y asisti a veladas sin conocer a nadie, vesti mi mejor vestido solo por el placer de vestirlo, fume cada noche un cigarro en el balcon sin importar si habia luna, lluvia, nubes o todas a la vez. Me sonrei a mi misma frente al espejo, pero aun asi mis ojos no cambiaban. Porque a pesar de mis ilusiones me senti vacia y el hastio del cansancio dio paso a una angustia apremiante, a un extrañar sin dolor, pero que aun asi me doblegaba por las noches.

Luego de un mes, decidi volver a casa a ver a mi familia y retomar el hilo de mi vida para continuar adelante. Me subi al bus un viernes por la tarde, me esperaba un viaje de 7 horas hasta volver Santiago. Hace muchos años que no viajaba en bus, asi que espere disfrutar mi asiento junto a la ventana, escuchar musica, quizas leer, dormir un poco, pensar mientras obserbaba el paisaje. Las primeras horas pasaron rapidas, el sol hizo que la atmosfera se hiciera densa y me llenara un sueño inquieto y sobresaltado. El bus llego pronto a su primera parada y baje lo mas pronto que pude, me asfixiaba en ese espacio tan pequeño, no lograba acomodar mis rodillas, no sabia si volver era lo correcto, me cuestione el fin de mis decisiones, me pregunte si los pasos que daba me seguirian dejando un sabor amargo en los labios o si por el contrario me entregarian el placer de la dulzura. Una vez que puse los pies sobre la tierra encendi un cigarrillo y llame a casa para avisar que iba en camino. La alegria que provoco mi llamada aplaco un poco mi pesar interno, ese pesar que sin razon siempre me acompaña. La mirada de un desconocido me sorprendio entre el tumulto. Mi bus partiria pronto y desee poder indagar que habia tras esos ojos durante mas tiempo. Me di la vuelta y aborde el bus abarrotado de gente, camine hasta mi asiento y ocupe mi puesto junto a la ventana. La suerte me acompaño, lo vi venir a lo lejos y desee que ocupara el asiento disponible que habia a mi lado, pero no fue asi. La noche llegaria pronto, ya estaban proximas las tenebrosas horas del ocaso. Y yo ahi en medio de gentes desconocidas, llenas de silencio, anhelando volver a mi hogar. El muchacho estaba a un par de asientos del mio pero a una distancia infinita. Sus ojos me perturbaban, entendi que ya no dormiria mas durante el trayecto. El tiempo pasaba lento, pero el fin del viaje llegaria inminentemente. Pronto olvide cualquier entretencion que hubiera planificado para el viaje y me dedique unicamente a mirar al desconocido. Primero intentando que no se notara mucho, luego con insistente descaro. Me hubiera gustado preguntarle como se llamaba, donde vivia, porque viaja, y sobre todo, por que su mirada parecia no cambiar de expresion. Me impresionaban esos ojos que me observaban sin mirarme, su mirada que me atravesaba por instantes y la mia que permanecia fija sobre la suya. Y asi todo el camino, crecia mi inquietud.

La situacion se volvia insostenible, habia algo de hechizo en esa mirada. Milenaria, antiquisima, sin tiempo y sin edad. Luego pensaba que yo debia estar loca para acosar a un desconocido de semejante manera... pero hay instintos que son mas fuertes que la razon, que no necesitan mayores justificaciones y cuyo unico sentido es darle esa pizca de inquietud y sin sentido a la rutina. Me deje llevar por la magia de la noche, a ratos cai en un letargo intemporal, a ratos desperte y continue mirando a mi compañero en la oscuridad. Sentia una creciente sensacion de complicidad y tuve la certeza que el tambien compartia ese juego. Pero imposible saber como lo percibia, ni que pensaba, ni nada... y quizas eso sea lo mejor de todo. Que un viaje se puede tornar magico si te dejas llevar por el anhelo de ver mas alla de lo superficial, si adquieres la sensibilidad y el temple para concretar las locuras e indagar aquello que te aqueja. Mi complice de aquella noche se bajo de improvisto, solo me dejo tiempo para escribirle apresurada que iba a escribir sobre el y la direccion de esta pagina.

Mañana me vuelvo al sur, me espera otro largo viaje de ida...o de regreso...

7 comentarios:

. dijo...

Escribes muy bien, te felicito. Se te ve una gran sensibilidad a través de tu escritura.

bohemiamar

Anónimo dijo...

por fin volviste a escribir,
ya estaba bueno.

El cuento del Bus y el tipo esta muy bien, aunque te atreverias a
contar una aventura mas osada...?
Tener un aventura y caricias en un bus es lo mas genial que hay; poco se escribe de eso..

besos
de admirador..no te pases rollos conmigo..

Mo dijo...

Para bohemiamar: muchas gracias y bienvenida al blog, este tambien es tu espacio asi que escribe cuanto gustes.

Para el otro: el cuento que tu dices, es una experiencia veridica no un cuento y de verdad son de esas cosas que no pasan todos los dias... cuando tenga otro tipo de experiencia en un bus y sea tan especial que las letras se agolpen y no pueda hacer otra cosa que escribirla, la escribire.
Ah..y no puedo pasarme rollos con un admirador secreto sin rostro.

Mo

Anónimo dijo...

en realidad..deberias conocerme, pero no vale la pena que lo hagas..
no creo que te pases rollos conmigo.

No creo que sea tu tipo.No soy para ti, solo un admirador secreto, un lector de tus aventuras.

Pero cuando te lei por primera vez me encanto tu pluma, por lo menos acaricio tus paginas 1 o dos veces a la semana para leerte.
te extrañe que no escribieras por lo menos casi 3 semanas.
Ahora que estas de vacaciones tendras mas tiempo.

( estoy leyendo Detectives Salvajes ( del chileno Bolaño), cuando le termine te lo enviare a una oficina de correos, o compralo...leelo hay mucho de eso , es contemporaneo a tu forma de escribir.

Rodan, el pensador

Mo dijo...

Rodan? Rodan de Alejandria? El del libro de Urantia? El filosofo grigo que se hizo creyente en el evangelio de Jesus.... Ese Rodan?!Hace mucho tiempo que nisiquiera recordaba esa historia. Que extraño que justo ahora vuelva ese nombre a mi cabeza.

Bueno, como sea... que escriba o no ecriba no tiene que ver con el tiempo. Comprenderas que el deseo de escribir no respeta mucho las obligaciones rutinarias, sin importar lo trascendentales que puedan ser. Lo mio pasa mas bien por periodos de profunda afliccion, de angustia y soledad en los que no siempre escribir me resulta facil.
Y si no me nace, simplemente no puedo hacerlo. No escribo por rutina. Escribo por lo contrario. Para conocer un poco mas de lo mio, de lo que sobrepasa el entendimiento de mi misma...cuando el lapiz adquiere voluntad propia.

Sobre el libro de Bolaños, no he tenido la oportunidad de leerlo.

Pero Rodan? Y que deberia saber quien eres?
Rodan! El del libro de Urantia!!

Anónimo dijo...

para un gran persona..un gran beso

Escribes bien..me gusta

tu ex-profe..

Alvaro

qraquen dijo...

Mo,

Interesante la historia del bus, me recordó otras tantas de mi juventud (cuando se permitía fumar en ellos y era la excusa perfecta para conversar; hoy ya ni siquiera fumo).

Llegué a tu Blog saliendo por primera vez a ver el vecindario, para ello puse "Chile" en el buscador y salió una ristra infinita de sitios. Luego puse "santiago" y apareció la historia del bus entre otras...

Eres muy joven pero escribes bien (para ser ingeniera, como dices en otra historia).

Bye,