martes, octubre 24, 2006

Lo mala que puedo ser

No son pocas las veces que me he soprendido frente a la frase irritada de alguno de mis familiares y amigos. Que adorable, que dulce, que tierna eres.... y que mala, fría y dura puedes ser.

Supongo que ambas características son intrínsecamente mías... porque bajo ninguno de los dos perfiles me siento "más yo" que bajo el otro. Que se puede hacer...cuando tus propias conductas, cuando tus propias palabras parecen siniestras.
Cuando eres criticada y juzgada.... y antre todo: cuando te sientas y reflexionas y te lo cuestionas todo y te planteas el problema, si realmente tienes un dejo inherente de maldad, o es algo reactivo frente a situaciones o circunstancias... Si es solo que la gente es injusta al juzgar.

Pero no se si soy buena o mala....solo se que cuando soy buena a la fuerza me queda un sinsabor a barro y a cinismo en los labios. Aún más si esa supuesta bondad es resultado de algún cargo de consciencia por una maldad pasada, o simplemente porque hoy quiero ser buena, aceptada, querida...Es que desde niños nos enseñan que hay que ser buenos, que la gente mala se queda sola....

Ser mala viene acompañado imperativamente de una coraza, algo que permita contener cualquier rasgo de sentimentalismo... Si vas a ser mala tienes que ser bien mala...
Pero nunca me he sentido ni más mala, ni más acorazada, que cuando tengo que ser buena por cumplir. Esa lucha constante con la naturaleza de las sensaciones y las emociones, tan divergentes, tan contradictorias.

Son batallas bestiales sobre mi, por un lado tratando de no dañar a quienes me rodean, porque en general la maldad se sale por lo ojos y la boca, se rebalsa y no hay como contenerla... Entonces me vuelvo un poco buena y hago lo posible por guardar silencio, por mantener la abominación callada, con los dientes apretados y los ojos cerrados.

Pero en los momentos más insólitos, incluso de supuesta tranquilidad, se avalancha el demonio y suelta alguna palabra o alguna mirada... Vestigios primitivos de los fantasmas que siempre acechan, intranquiladad, preocupación, congoja, castigo y juicio para mi.

Con dedicación especial a quienes les gusta cuando soy buena y de sonrisa fácil: no saben lo mala que puedo ser.

lunes, octubre 09, 2006

De las inspiraciones y lo aprendido

Me he sentado varias noches consecutivas frente a esta imagen, intentando poner en orden mis ideas, intentando entender de alguna manera fácil aquello que me perturba.
Pero no logro encontrarle un principio, una secuencia a esta maraña de ideas. Mientras, continúa sobre mi frente la irremediable marca de la preocupación.
A veces me resulta fácil y natural sentarme a escribir, y sobre esas letras logro vislumbrar luz a pesar de la oscuridad. Escribir como unico nexo concreto entre aquello que puedo observar frente al espejo, pero que es incapaz de ser pronunciado por mis labios.

Otras veces se escribe por simple inspiración. En general es alguna idea que se pasea en círculos por mi cabeza y que en cada vuelta va recogiendo un pedacito extra... Detalles de colores y aromas, recuerdos de rostros que de alguna forma irracional se relacionan con la idea primitvia. Entonces escribir resulta fácil, y me vuelvo retórica y autocomplaciente. Entonces escribo aquello tantas veces percibido, aquello que ansío leer.

Así nacen personajes que bajo mi lápiz firme adquieren vida y movimiento. En principio se ven obligados a complacer mi voluntad, a caminar por los senderos que yo trazo, a sonreir tras mi sonrisa, a encontrarse con aquellos que mi deseo coloca frente a sus pasos. Pero puede suceder también que la idea que al principio parecía clara e imperecedera, después de adosar tantos matices divergentes, se me va de las manos. En ese momento los personajes adquieren vida propia, desconozco sus andares y devenires, resultan en tragedias épicas en que mi voluntad siempre sale perdiendo.

Ahora sucede que no se como enfrentar este nuevo estado mental, en que la paz aparente inquieta demasiado las ideas... Como si el no movimiento de un polo de mi cabeza generara torbellinos en el polo opuesto.Como si ambos se desconocieras, como si hubieran olvidado la armonía bajo la cual se adquiere la tenacidad para vivir. Y todo a causa de un pasar tranquilo, de haber logrado por fin mantener a los fantasmas en calma.
Al parecer he de aprender a vivir nuevamente, ahora en este pasar de calma y remanzo. Como si en una lucha eterna hubiese conseguido una victoria... Una victoria que se intuye momentanea... Bajar las armas?

Como se retoma una vida olvidada...
Cuando ya no se recuerda el sabor de la mañanas tranquilas y la luz del mediodía encandila los ojos tan acostumbrados a las penumbras.
Como se retoma la confianza y se vuelve a caminar erguida...