jueves, marzo 16, 2006

Reanudando en 3...2....1

Siento haber dejado de escribir.
Siento haberme tragado tantas palabras que deberían haber sido gritas, habladas, conversadas o al menos susurradas.
Siento la brisa fresca del anochecer sobre mi frente y siento la respiración entre cortada y dulce de mi hermana mientras duerme. Siento no sentir su dolor y no entenderlo y que las cosas no sean tan simple como invertir los roles.
Siento no haber sido capaz de conciliar en sueño las noches que más lo necesité, siento no haber escuchado, no haber visto y no haber hablado cuando las sensaciones solo salían a través de mis lágrimas.
Siento las paredes verdes de mi habitación acercándose hacia mi, siento asfixiar mi entusiasmo y mi sudor frío mientras todo el espacio que me rodea disminuye, se desvanece y deja de existir.
Siento no haber matado a Emilia mientras era pequeña y débil y no haber hecho más fuerte a Isabel cuando aún podía decidir sobre sus actos, siento no haberlas dejado a ambas atrás.
Siento haber creado seres imaginarios que si cumplieran mis espectativas, cuando la frialdad de la humanidad me mostro su rostro más cruel, y haberme enagenado así de mi humanidad.
Siento haber borrado ciertos recuerdos de mi memoria.... recuerdos que ya nunca más serán recordados y que en días como hoy, me dejan con la sensación de haber perdido mi pasado.
Siento no poder evitar encender otro cigarrillo a pesar de esta bronquitis que apenas me permite respirar y poner en mi boca otro trozo de pastel, aunque el fantasma de la diabetes y de los flagelos de la enfermedad me inunden en cada bocado.
Siento haber perdido la voluntad y el temple. Mi caracter tantas veces fuerte y decidido me parece lejano, como si me hubiera abandonado y ya no me perteneciera.
Siento languidecer mis ojos frente al computador y la esperanza del sueño en la cama que me espera en mi habitación. Y siento aún más permanecer aquí sentada, mis manos escriben más rápido de lo que mi cabeza alcanza a procesar, como si estuviera siendo perseguida por un demoniaco verdugo embestido de hierro.
Siento deambular mi memoria por todos lados sin encontrarla, siento mis pies frios y mis ojos ardiendo, mi cabello suelto sobre mis hombros y los lejanos latidos de mi corazón.
Siento que por primera vez en mi vida deseé ser madre, todo esto mirando un pequeñito que me tendía los brazos tras mi sonrisa, quizás la única sonrisa sincera de estos días de presagios lúgubres y desquiciados.
Siento que mi vida transcurre tan rápido....
¿Será la muerte quién se avecina con el vendabal de la oscuridad del ocaso?
Todo saldrá pronto a flote, eso ya lo se, pero que riqueza, que placer y que tortura es esta sin igual de dejarse llevar por el inconsciente, que revela más sobre mí que cualquier otra frase escrita con esa intención.