jueves, agosto 18, 2005

Ya es de noche

Bueno, otro día que ya se va y yo recién me siento despertar. Llega la hora de comenzar el día, encender la radio para escuchar por fin lo que durante todo el día se me ha sido negado. Basta ya de mensajes políticos y música comercial en las radios. Es hora de de inundarme de la trova que amo, pero antes, me doy unos minutos para ver que sucede al pasar el umbral de la cotidianeidad a aquello que me resulta inherente. En este difícil transe diario, escucho la voz familiar de mi mamá que una vez más analiza nuestras vidas, los problemas que hace ya tiempo nos acongojan, recuerdos del pasado que se hacen presentes a esta hora.
Nos preguntamos nuevamente si ha valido la pena lo que hemos vivido, la complejidad de las decisiones tomadas y a inevitable pregunta: ¿Qué sería ahora de nosotras si nuestras decisiones hubieran sido otras? Y una vez más a repasar los eventos más difíciles de mi vida, como sumergiendo una puntiaguda uña sobre una herida aún abierta.
Me saca del hermetismo una llamada de mi papá. Con la misma calma, con la pasividad de quien se ha mantenido siempre ajeno a la realidad de su familia.... y ahora, de su ex-familia.... que expresión no? Ex-familia...como si los lazos sanguíneos y una vida compartida se descubrieran detrás de una voz que se apaga al colgar el teléfono.
Que misterio su cabeza, que piensa, que siente.... yo me abstengo de juicios y vuelco hacia mi toda la energía de la noche. Lo que para otros podrían ser las últimas horas del día, para mi es hora de escape y refugio.
Estoy lista para vivir las mejores horas del día.

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